Año de publicación: 2009
Valoración: muy recomendable
Pasados diez años, sigo preguntándome si todas las veces que suena Intro (como fondo sonoro de fragmentos de reportajes o de pasajes de piezas visuales o de anuncios de cosas como bombones)
a) The XX siguen cobrando algo como royalties
b) la gente en general sabe que esa es la pieza inicial de su primer disco y el único tema instrumental de todos sus álbumes oficiales.
No deja de ser curioso. Que el grupo, una especie de abanderado de un indie más matizado y oscuro, más enfocado hacia una electrónica ligeramente lo-fi (2009: el dinero ha empezado a salir corriendo del negocio discográfico, no culpemos a nadie), acabe siendo asociado con apenas un par de minutos de música, eso sí, subyugante, tensa, misteriosa, donde domina ese punteo de guitarra parco que caracteriza sus dos primeros discos y apenas un ronroneo vocal.
Cuando The XX sigue, y eso ya pesa en su carrera, dignificando el vilipendiado género del dueto vocal mixto. No: no estoy hablando de una subcategoría creada a propósito para que todo el mundo pueda volver a casa con su Grammy. Ocurrió eso: que esas dos voces de dos críos de algo más de 20 años por aquel entonces (ejem: 4 años más que Billie Eilish ahora) cantaban en una especie de desafío vocal con escasa tensión sexual, ambos reconocidamente homosexuales, ambos tardoadolescentes de escasa relevancia física oculta tras ropajes estrictamente negros, alternándose en estrofas en canciones de estructura instrumental minimalista (programaciones, bajo, guitarra en punteos minuciosos pero de escasa pretensión rockera), canciones breves, más emparentadas con el soul o el r'n'b que con los pocos elementos reconocibles como influencias sonoras. Es lo que les aportó éxito y reconocimiento crítico. The XX sonaban diferente: quizás no frescos, quizás no innovadores, pero sí de una manera que costaba reconocer. Recuerdo haber leído en su día menciones hasta a Chris Isaak. Puede que algunas líneas de bajo recuerden a los New Order más orgánicos, puede que la parquedad instrumental pueda remitir a los Cure de la primera época, y a mí la voz de Romy Madley Croft me recordaba a la de Tracey Thorn de Everything But The Girl. Una voz grave femenina capaz de aportar matices. Oliver Sim, bajista, aportaba tonos más rígidos y más cercanos al fraseo, pero la combinación de ambas aportaba una cercanía cómoda. Crystalised, por ejemplo (en el video aún vemos a la cuarta componente del grupo, que abandonó) parece tomar elementos prestados, incluyendo ese aah-yiih-aah tan Madonna, pero consigue gracias a los punteos, al atractivo riff de arranque, a la tenue irrupción de los teclados de fondo, superar ese ambiente de timidez, negrura e introspección y elevarse como una gran canción, potente sin quererlo. Islands, por ejemplo, ya muestra detalles que abarcarán su discografía posterior: elementos rítmicos, la guitarra omnipresente (Drake o Rihanna cayeron en la tentación de samplearles), temas cortos en su mayoría, algo intercambiables pero siempre excelentemente finalizados e insertados. No todo son dúos. Romy se reserva algunos números gélidos, casi estáticos, como Shelter, sin abandonar esa sensación de fragilidad.
Un disco de presentación rotundo, que capturó cierta angustia del momento, 2009 y la crisis global que se acentuaba y tomaba carrerilla, y ellos, unos cuantos jóvenes más parecidos a los típicos raritos de clase que se unen por esa condición, poco ruido, muchas ideas, sacaban la cabeza y aportaban música extraña, triste y fascinante.
Hola, yo del disco destacaría por encima de todo la guitarra, ese punteo limpio y preciso, nada virtuoso, pero incisivo y bien ejecutado, delineando la melodía en cada canción y dándole la dosis precisa de intensidad.
ResponderEliminarEl sonido no es innovador, aunque sí fresco, pero qué música actualmente lo es? si todo el mundo toma prestado..el parecido a Chris Isaak no es del todo descabellado, lo podemos encontrar claramente en el tema Infinity.
Por contrapartida, me aburre la voz de Romy (como también la de Tracey Horn), la de Oliver tampoco me entusiasma..
Y aunque son melodías casi perfectas, veo que no las finalizan bien, la mayoría de ellas termina de una manera insulsa, estropeando a mi modo de ver el conjunto de la canción.
Otro defecto que le veo, sobre todo ahora que lo he retomado, es que después de haber disfrutado mucho con las primeras escuchas, se acabó la sorpresa, ya no se descubre nada nuevo, no se ven otros matices (al contrario de lo que occurre, por ejemplo, con los últimos discos de Talk Talk), digamos que después del entusiasmo inicial, el disco va perdiendo fuelle con las sucesivas escuchas.
Mal que me pese, porque llegué a comprar el disco en edición vinilo, con una bonita carpeta..pero en fin, quizá le estoy pidiendo demasiado a un disco de debut.