domingo, 27 de marzo de 2022

David Bowie: Hunky Dory

Año de publicación: 1971

Valoración: imprescindible

Hunky Dory es la segunda pieza de la descomunal producción (once discos de estudio, al menos cinco obras maestras absolutas) de Bowie entre 1970 y 1980. Una absoluta dictadura artística en que se convertiría no solo en un músico innovador, venerado y admirado por crítica y público, si no en la cabecera orgullosa de un movimiento social que pretendía dinamitar convencionalismos (al menos lo intentó con tesón), un orgullo reivindicando las decisiones individuales, por polémicas que estas fueran, y (al margen de sus baches posteriores) una influencia real en la cultura visual contemporánea, de todo ello tuvo tiempo en sus sesenta y nueve años de existencia.

Hunky Dory ya sería notable únicamente por la presencia de Life On Mars?, una de sus piezas más célebres, una letra críptica que acompaña un lujurioso arreglo de cuerda, un piano tenso y una de esas baladas que socava géneros, a la vez íntima y grandilocuente, fuente de innumerables versiones y a la par de algunos de sus más dispares homenajes a raíz de su muerte. Pero el disco exuda un ambiente poco propicio a los excesos del rock, más cercano en cierto modo a los ambientes nocturnos algo perversos (una progresión natural algo tardía sería el también excelso Transformer de Lou Reed), si bien en su último tercio los temas se dispersan un poco - dedicando canciones a Warhol, a Dylan, el arranque es sencillamente impecable, desde la celebérrima Changes, mucho más que un estribillo pegadizo, hasta la sutil Eight Line Poem, apenas un interludio que condensa su admiración por algunos de los torturados cantautores folk de la época, la imaginativa Kooks, adelantándose unos años al ambiente más british de bandas como Queen o Cockney Rebel, y números tan inclasificables como Quicksand, el tema más largo del disco, demostrando ya por esas fechas su capacidad de sacudir la escena musical de forma contundente. Parece increíble que no pasara ni una década y el mismo artista estuviera redefiniendo géneros con canciones como Warszawa, pero así fue. Hunky Dory no es uno de sus trabajos más conocidos en su conjunto, está claro que el álbum queda eclipsado por sus dos singles estrella - Changes y Life on Mars?, pero su escucha atenta revela una ambición descomunal y una eficacia artística al abordar géneros sin el menor recato.

domingo, 20 de marzo de 2022

Goldfrapp: Supernature

Año de publicación: 2005

Valoración: muy recomendable

Lejos de buscar el confort, Goldfrapp deciden en 2005 evitar incluso el obvio desmarque como en su segundo disco. Lo cual acaba repercutiendo en que este Supernature, con su obvio homenaje (completado en Seventh Tree) a Cerrone se convierta en su disco más asequible, aunque sea a fuerza de compensar la mezcla y homogeneizar el sonido sin dejar que este dé bandazos (en el buen sentido), y en este su homenaje al glam-rock y a la música disco, más que como tributo como adaptación al estilo del grupo, el grupo completa un exuberante trío de primeros discos en los que nos ahorramos primeros pasos dubitativos, no solo por la experiencia previa de los dos componentes del dúo, sino por la enorme personalidad sonora que les permite afrontar diversidad de estilos. 

Un sonido elaborado y preciso: Supernature se abre con una parodia de los números del glam-rock más garrulo (Sweet, Slade) que resulta algo reminiscente de los números electro-clash de Black  Cherry acometido con todo desparpajo. Queda claro que la discográfica había tomado nota del éxito de Strict Machine (que a fecha de hoy aún les provee de buenos y regulares royalties) por lo que Ooh La La es una apertura que no marca el desarrollo del disco. Casi se diría que (junto al piano de Satin Doll) es lo más cercano a lo analógico que vamos a encontrarnos. Puede, entonces, que se trate del disco más "pop" del dúo, aunque suene algo convencional definirlo así, alejados del sonido algo perverso de su disco anterior, cuando tenemos deep house de texturas en Number 1, proto disco de aires teutones en Ride A White Horse o fusiones inexplicables en Fly Me Away, sin olvidar una ligera rememoración transalpina en time out from the world, capas de sintetizadores que se desbordan evocando parcialmente los aires fríos y misteriosos de su debut.

La cuestión, con el dúo (no me cansará de repetirlo: los medios los solían definir como "desorientados") era que su libertad creativa - recordemos que jamás han dejado de publicar en Mute - no necesitaba ventas masivas que la justificaran. Sus exploraciones los llevarían, más adelante a un incomprendido folk sintetizado en Seventh Tree. No es que Supernature parezca un álbum de transición. Es una pieza más en una carrera enormemente coherente.

domingo, 13 de marzo de 2022

The Zombies: Odessey and Oracle

Año de publicación: 1968

Valoración: casi imprescindible

Seguimos con la serie de escandalosas omisiones: pero ¿la obra de los Beatles, o de los Stones, no es ya suficientemente conocida y halagada por doquier, como para que aquí nos limitáramos a añadir una opinión más?

Probad a escuchar a los Zombies, a este su segundo (y último) LP, una docena de canciones, seis por cara como mandaban los cánones, ninguna de más de cuatro minutos, con una lógica influencia de algunos de los artistas punteros de la época y de sus discos clave. Claro que los Beach Boys de Pet Sounds flotan en muchos momentos del disco, especialmente en algún ritmo trotón y en las armonías vocales, algo limitadas estas por el uso estricto de las cuatro pistas, que pueden dar algún ajustado tono añejo especialmente en el uso habitual (los auriculares estéreo) donde los instrumentos están en un lado concreto, sin overdubs, sin reverberación. Lo cual añade mérito a este modesto trabajo. 

Qué gran sensación con tan poco y cuánta evocación. Sin análisis de mayor calado; esto es pop psicodélico de primera generación, si la colorida portada no miente ni por un segundo y no hacen falta florituras, solos ni desparrame técnico. Claro que no hay muchos grupos que titulen una canción homenajeando un cuento de Faulkner. La música desprende una especie de sensación crepuscular (una cúspide del disco, gracias Tuli Márquez y sus mixtapes, es Beechwood Park, acaparado por un órgano que marca la canción) a la vez que desinhibida en su descaro casi experimental. Hung Up On A Dream muestra tanto futuros movimientos de Blur como de Tears for Fears, sin miedo al cambio de tono y estilo en delicias de dos minutos Maybe After He's Gone, o en I Want Her She Wants Me, en todo momento apreciando la frágil y elegante dicción de Colin Blunstone, excelso cantante poco dado a los excesos y espejo en el que muchos deberían reflejarse. Dejaros de obviedades y escuchad este disco: un viaje a otra época en todos los sentidos.

domingo, 6 de marzo de 2022

Pet Shop Boys: Alternative

Año de publicación: 1995

Valoración: muy recomendable

1995: el dúo de Newcastle se acerca a la década de dominación global. Venden montones de discos, la crítica los respeta, incluso los ensalza, el público en su mayoría ha comprendido que son músicos que se toman en serio su carrera, solo unos pocos reacios (pero desde luego, ¿a quién le importan un rábano los fans de AC/DC o Iron Maiden?) se resisten argumentando su omnipresencia en medios o su pose culta y sofisticada que puede ser presentada como cierto aire de superioridad. Lejos de eso, incluso muchos artistas les reclamaban para dar lustre a sus producciones o colaborar con ellos: la lista es larga e incluiría a Boy George, Liza Minnelli, Johnny Marr o Robbie Williams.

Para cerrarla, en un ejercicio de gracia hacia sus fans, Alternative recoge algunos de los tesoros desperdigados que habían hecho que algunos nos rascáramos el bolsillo: sus míticas caras B, en un doble CD recopilatorio, un recorrido exhaustivo por esas canciones que hasta entonces no habían encontrado más que en ediciones limitadas o en ese perverso invento que eran los CD singles en varias versiones. Solo unas pocas remezclas, la gran mayoría temas originales. Algunos de ellos, experimentos con sonoridades que no encajaban en sus proyectos en formato largo, otros pasarían por divertimentos o alegatos de jocosa ironía, incluso por un relativos desaires a toda su cohorte de críticos: sus caras B revelaban una brillantez por la que muchos morderían. 

Por ese afán de exhaustividad, puede que Alternative no alcance el imprescindible. Si eligiéramos una decena de canciones destacadas, sería un contendiente algo bizarro a mejor disco del dúo, sobre todo porque carecería de la cohesión sonora de sus otros discos, pero valga como ejemplo en su carrera, de su dinamismo, su permeabilidad a todo tipo de sonidos, de su curiosidad y de su brillantez compositiva. Decadence, con su austero pero efectivo arreglo, el inicio satiesco de Jack The Lad, la meticulosidad cibernética de Miserablism, la melancolía de Your Funny Uncle, el nervio pre-ácido de Don Juan, la calidez elegante de Violence (Haçienda Version), todas ellas brillantes piezas que no desmerecen su repertorio oficial (el de los singles radiados hasta la saciedad) y que imagino, visto lo poco memorable de sus últimos discos, deben arrepentirse de no haber conservado un baúl para irlo dosificando.