domingo, 19 de enero de 2020

Propaganda: A secret wish


Año de publicación: 1985
Valoración: muy recomendable

Todo en la publicación de este disco representaba un gran presagio. Un grupo alemán cantando en inglés. Dos mujeres al frente y los dos clásicos tipos alemanes con aspecto de haber sido sacados de la Bauhaus y transportados en el tiempo.
El sello ZTT, de corto pero intenso fogonazo, aportando su toque estético y llenando la parafernalia visual del disco de aspectos arties a medio camino entre lo fascinante o lo pedante, con mensajes, vinieran a cuento o no, que arrastraban al oyente a la percepción de encontrarse ante algo único.
Propaganda disfrutaron de esos beneficios y, en lo sonoro, de la brillante producción del equipo relacionado con el sello, aquí es S.J.Lipson quien produce y aporta una barrera de sonido que aún hoy suena contemporánea. Estamos en 1985 y aquí ya suenan los Roland 808 a pleno rendimiento. La oleada synth-pop ya ha remitido pero los sintetizadores, las cajas de ritmo, los secuenciadores, dominan el sonido del grupo cediendo lo justo a la parte orgánica. Como si The Human League se hubieran trasladado a Berlín y hubieran fagocitado cine expresionista y bibliotecas de filosofía.
El disco se abre de la manera más alejada posible de los ámbitos pop. Dream within a dream es un extenso instrumental que parece un experimento de spoken-word, conducido por un fraseo de trompeta curiosamente ajustado.  Murder of love ya sitúa el disco en ámbitos más asequibles. Aquí las voces femeninas ya toman el mando y se percibe cierta calidez,  virtud extrapolable al disco en su conjunto: combinación de bases sintéticas de aires maquinales o hasta marciales contapesada por las voces femeninas, especialmente la de Claudia Brücken, que suena curiosamente comedida, casi dulce, llevando el peso de las canciones. Duel, uno de los hits extraidos, es un ejemplo paradigmático, con su video tan 80s y esa especie de ingenuidad romántica pre-caída del muro. p: Machinery, evidente guiño a Kraftwerk incluido en los ruidos iniciales y en ese ritmo trotón tan europeo, queda completada por Dr. Mabuse, obvio homenaje cultural que cierra el disco de forma apoteósica y triunfal. Ritmo sintético, cuerdas hasta el paroxismo, voces con tono épico. Sin llegar a ser un one-hit-wonder, hablamos de un disco sólido y homogéneo, algo se estropeó para que su carrera se truncara. Publicaron un segundo disco lánguido y blando, Claudia Brücken intentó con una carrera en solitario y nada más se supo. Siempre es mejor que ser carne de eterno revival, por eso.

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