Valoración: imprescindible
Una máxima que suele producirse en la música es que ciertos grupos no llegan a la cumbre con sus mejores discos, sino con algunos levemente inferiores que suelen seguir a estos y que suelen beneficiarse de la repercusión mediática, suelen contar con el apoyo promocional, y suelen adolecer de ese peso insoportable de suceder a las obras maestras. Sería aburrido dar demasiados ejemplos, pero me vienen a la memoria casos emblemáticos: Thriller no es el mejor disco de Michael Jackson, Violator no es el mejor disco de Depeche Mode.
Aquí pasa un poco al revés: con franqueza no conozco demasiado la carrera de REM anterior a Out of time, disco éste que les elevó al trono y disco éste que incluía esa celebérrima canción a la que siempre se les asocia y se les asociará. Muy respetable vivir de las rentas de una canción impecable y alargar la carrera todo el tiempo que haga falta. Pero me gusta ese aire de ruptura que flota en Automatic for the people, ruptura estética en una portada que por mucho que sea emblemática es fea y anodina como ella sola y ruptura radical con la elección del primer single de los varios que se eligieron: Drive no puede situarse en un polo más opuesto que la juerga pop de Shiny happy people, con ese aire solemne y levemente marcial, un himno a su pesar, con su brillantísimo arreglo (esas respuestas orquestales a esa guitarra límpida), pero, incluso varias décadas después, nada más cercano al concepto de suicidio comercial, incluso en esas imágenes de Michael Stipe llevado en volandas por una multitud anónima. Inicio magnífico que inaugura una secuencia de canciones introspectivas, portentosamente instrumentadas, con escasas concesiones al rock ligeramente festivo que les había hecho vender millones: solo The Sidewinder Sleeps Tonite, órgano retozón y estribillo juguetón, parece ubicarse en algún lugar medianamente alegre. Everybody Hurts nos hace regresar a ese aire triste y nostálgico: tanto que, incluso habiéndose convertido en otro de los emblemas del grupo de Athens, su sobreexposición la ha dotado de cierto espíritu ligeramente paródico, como si su mera audición supusiera activar el botón del modo "melancolía".
Cosa que da una idea de lo clásicas que son estas melodías: Monty Got a Raw Deal tiene aires de bardo, como medievales, Man On The Moon tiene ecos vocales de las mejores canciones de los Smiths. Todo en su sitio: producción espaciosa y pulcra, un trabajo instrumental inmejorable, un Michael Stipe evitando en todo caso sonar sobreactuado, siempre consciente de los registros que mejor le sientan. Y conforme el disco avanza, todo desfila inapelable: piano grandioso para conducir otra de sus impenetrables melodías en Nightswimming, y grandioso final con la mejor canción del disco y seguramente de su carrera: Rufus Wainwright o Antony Hegarthy hubieran dado un brazo por elevar su carrera a los niveles a los que Find The River se eleva para poner punto final a esta obra maestra. Me temo que el Bruce Springsteen de los últimos 30 años también.
Si, señor! Discazo! Si tienes ocasión de escuchar el "Murmur", que creo que es su primer disco, fijo que te gusta.
ResponderEliminarHola,
ResponderEliminares su mejor disco. Sus mejores canciones abren y cierran el álbum.
Koldo: En su momento me encantó Murmur, pero ahora veo que no ha envejecido muy bien.
Antes de Murmur lanzaron un EP "Chronic Town".
Saludos