domingo, 3 de noviembre de 2019

Electric Light Orchestra: Out of the Blue


Año de publicación: 1977

Valoración: muy recomendable

1977.
Año capital para la música. Por el punk, claro, movimiento que, básicamente y considerando también otros factores sociales al margen de lo puramente sonoro, era un movimiento de reacción ante discos como este del que hoy nos ocupamos. Quizás exagere algo: creo que los punk reaccionaban más contra discos como Close to the edge de Yes o alguno de los intrincados discos de Genesis. 
Aunque yo me resisto en lo particular a calificar este disco como rock sinfónico. Aunque haya orquestas, sintetizadores usados a la vieja usanza (para crear texturas de fondo), desarrollos instrumentales, caras enteras de intención temática, etc. No creo que eso fuera suficiente para la ELO. Ni, ya que estamos, para Supertramp. No era suficiente con su aspecto ni con su pretensión incluso estética: la edición inicial de vinilo de este disco doble (otra apuesta por la grandeza) venía acompañada incluso de un sencillo montable de cartulina que emulaba la nave espacial con el logo que se había convertido en poderosa imagen de la banda. Y Jeff Lynne, con su aspecto a medio camino entre el sempiterno cliente de taberna y el técnico que tiene su casa llena de cuadros de caballos en estanques a media noche, encontró su inspiración para componer las diecisiete canciones que alojaban las cuatro caras del disco, 70 minutos de música ambiciosa y poderosa que ahora pueden parecer hasta un poco naïf, pero que esconden canciones inspiradas, muchas canciones inspiradas de entre esas diecisiete, que hubieran dado para un disco inmaculado, claro, pero estamos en los años 70 y esa ambición desmedida, casi enfermiza, esa ansia perfeccionista quizás no hubiera hallado cauce de salida en un disco con diez canciones perfectas (muchas de ellas baladas con cierto aire futurista) y al final Out of the blue puede que se resienta especialmente cuando a Lynne (líder absoluto, compositor, cantante) se le hincha la vena rockera, terreno en el que las composiciones adolecen de un cierto estereotipo que no le sienta bien al sonido del grupo. Pero en el momento en que queda liberado y se dedica a lo que domina: al pop barroco sin límite de uso de recursos o de instrumentos, entonces los ases salen de la baraja uno tras otro; Turn To Stone con su bajo secuenciado y sus retornos de cuerdas casi philly, It's Over, con su regusto agridulce y su préstamo del riff de piano de Walk On By, incluso el trote algo recargado en lo comercial de Sweet talkin' woman representan una inmejorable entrada de álbum, nos esperan baladas épicas con gusto de final de milenio, como Starlight, atractivos parones y una voz algo más escorada hacia el blues, otra vez las cuerdas, contenidas, precisas, Steppin'out, con aires de huida, Big wheels repleta de melancolía y que preludia la la apoteosis pop de Mr. Blue Sky, pieza clave en el fugaz rescate que experimentó el grupo (esos rescates que vienen a compensar épocas en que se es injustamente denostado, en la música suele suceder con frecuencia), los brillantes experimentos instrumentales, breve Believe me now, gloriosa The Whale, movimientos a priori poco propicios, pero que contribuyeron a su posterior status influyente (esos vocoder, ese regusto a sci-fi de cartón piedra) en las carreras de grupos como Air o Daft Punk,
Digamos que el disco precede al irremediable período de decadencia de la banda, que sucumbió a la presión de las exigencias de la industria y fue entregando discos cada vez más cautivos de las expectativas de ventas que de la calidad del contenido musical. Llegaron a entrar en tromba en esta espiral cuando colaboraron en la banda sonora de una de esas inexplicables películas (Xanadú) y la inspiración se batió en retirada. 

1 comentario:

  1. Para escuchar este disco y disfrutarlo tuve que dejar de lado mis prejuicios hacia el rock progresivo y sinfónico, y eso que de niño llegué a poseer una chapa con la portada del disco, que lucía muy orgulloso (aún era demasiado pequeño para darme cuenta de lo que supondría la eclosión del punk).
    Después de varias escuchas me encuentro con un disco increíble, muy ambicioso como dices, repleto de buenas composiciones y melodías, lleno de matices en cada canción, con todos sus arreglos orquestales y un sinfín de instrumentos (será verdad eso que dicen que Lynne llegó a utilizar 250 pistas de instrumentos en cada tema?), en fin, una pasada.
    Tú hablas de Air o Daft Punk, sí, pero yo también veo la influencia de ELO en Flamin' Lips, sobre todo al escuchar el excelente instrumental The Whale.
    Tampoco se puede obviar la influencia de Beatles en la música de Jeff Lynne. Dicen que lo compuso en 3 semanas y media recluido en una casita en Suiza, con muy mal tiempo, me pregunto si habrá estado compaginando sus composiciones con la escucha de los discos de los Beatles. No sé.
    Estoy de acuerdo en que el disco al ser tan ambicioso y tan extenso, acaba siendo penalizado en su conjunto por algunos temas que no están a la altura del resto, como las dos últimas canciones que cierran el álbum.
    Sin embargo, el disco acaba siendo una experiencia inovidable. Muy recomendable y disfrutable, sin duda.
    Lo habrá escuchado Johnny Rotten?
    Saludos

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