Valoración: Muy recomendable (o imprescindible)
Corre el año 1997 y se publica el tercer disco de los donostiarras "La buena vida", un disco de cambios "exteriores e interiores".
El cambio "exterior" es que junto a la ya habitual etiqueta Siesta, el sello de sus dos discos anteriores, aparece el sello Polygram, quien se encargó de editar y distribuir el disco. Empezaba a ser habitual por aquella época que "majors" se interesaran por grupos independientes (el caso más conocido creo que fue el de Los Planetas) y La Buena Vida también "cayeron en sus redes". En este caso, el éxito fue más bien escaso y el salto a un público más amplio no se pudo dar "gracias" a unas exiguas cifras de ventas.
El cambio "interior", el propiamente musical, fue absolutamente radical y significó el paso a la madurez del grupo. Soidermersol representó el abandono de una primera etapa marcadamente pop y naif, con canciones que a duras penas sobrepasaban los dos-tres minutos, el clásico sonido de guitarra, bajo y batería deudor de clásicos de los 60 y de discos de la Sarah Records y letras sobre sucesos y sensaciones cotidianas a modo de postales o fotos tomadas al pasar, a un sonido en el que la inmediatez pop deja paso a magníficas orquestaciones y en el que las letras de "tardoadolescencia" son sustituidas sentimientos más complejos y propios de nuevas etapas de la vida.
Quizá ese fuera el motivo por el que el "gran salto" no se pudo producir. Las canciones de Soidemersol son maravillosas, pero no son "radiables" en los circuitos comerciales. Quizá las canciones de discos anteriores hubieran sido más apropiadas para esto. No lo sé. De lo que sí estoy seguro es de que el cambio fue para bien, ya que demostró la inquietud y ambición musical de la banda y le permitió servir de punto de partida para perfilar un sonido que les haría plenamente reconocibles en años venideros.
En cuanto a los once temas de Soidemersol, ya he comentado que el pop deja paso a atmósferas melancólicas (¡qué bien le iba la voz de Irantzu a este tipo de canciones y cuánto me recuerdan algunas de las canciones del disco a The Divine Comedy!) en las que la orquesta dirigida por Louis Philippe y compuesta por violoncelo, viola, violín, trombón, trompeta, cuerno inglés, clarinete y tuba (el pack completo) crea momentos verdaderamente emocionantes, como ese vibrante comienzo de "Desde hoy en adelante", mi canción favorita del disco.
En fin, un disco casi imprescindible del pop español de los 90 de un grupo que no pudo alcanzar el éxito mayoritario pese a una trayectoria de veinte años, truncada por el abandono de Irantzu Valencia (hermana de uno de los miembros de La Dama Se Esconde) y el trágico fallecimiento del bajista Pedro San Martín, y un puñado de discos llenos de elegante pop atemporal.
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