domingo, 7 de abril de 2019

La Casa Azul: La gran esfera

Año de publicación: 2019
Valoración: Muy recomendable

Ocho años han pasado desde la publicación de "La polinesia meridional" y veinte desde aquel mini-LP de carátula naif titulado "El sonido efervescente de La Casa Azul". Es hora de dejar definitivamente atrás etiquetas peyorativas como "tontipop" y similares. Ya no hay Tang de naranja ni colajet de limón, en lugar de un "hola" por primera vez hay un "adiós"  tal vez definitivo y el hedonismo post-adolescente ha dado paso a crisis de pareja, problemas de salud y "saltos a la fama", Eurovisión y OT mediante. Nada es lo mismo y ni siquiera las ganas de saltar y bailar gracias a temas que deberían "petarlo" en cualquier pista de baile logran ocultar que "va a costar hacer ver que no hay dolor, que todo sigue igual, esconder los desperfectos y disimular".

Eso es lo que más llama la atención de este "La gran esfera": el contraste entre música y letras, su carácter casi bipolar. Letras y música transitan por caminos diferentes. Títulos como "El final del amor eterno", "Ataraxia" "El colapso gravitacional" o "Nunca nadie pudo volar" indican por dónde irán los tiros: monotonía, crisis de pareja, ganas de vivir otra vida, etc.
Tú y yo, ¿recuerdas cómo rodábamos por las laderas?
Tú y yo, ¡cómo volábamos libres por la estratosfera!
Tú y yo, Y ni siquiera intuíamos la posibilidad
de que aquella luz, aquella claridad
fuera efímera y pasajera
Por el contrario, la música de "La gran esfera" quizá sea la más directa, alegre y bailable de toda la discografía de Guille Milkyway, como si fuese casi la única manera de enfrentarse y superar la adversidad. La música "mineralizada y ultravitaminada" como antídoto contra la cotidianeidad, en sentido negativo, de las letras. 

Por cada entero de alegría y color,
semanas y semanas de letargo feroz

Decía al comienzo de la reseña que ya nada es lo mismo. Musicalmente tampoco. Es cierto que el cambio ha sido progresivo, pero las canciones de La Casa Azul son cada vez menos pop (no en espíritu, ojo) y más electrónicas y abigarradas, aunque sin perder nunca esas influencias "setenteras" o de la música soul que siempre han caracterizado a La Casa Azul.  Pese a todo (o precisamente por todo) lo anterior, practicamente las diez canciones de "La gran esfera" son potenciales singles y temas como "Nunca nadie pudo volar" o "Hasta perder el control" deberían reventar cualquier fiesta que se precie.

En resumen, aunque hayamos tenido que estar ocho años contentádonos con adelantos varios y demás, creo que la espera ha merecido la pena. No sé si este es el mejor disco de La Casa Azul (si no lo es, se le acerca mucho), pero sí que es el disco de madurez de un músico muy personal.

2 comentarios:

  1. Para mí sí que es el mejor disco de La Casa Azul. Creo que hay una evolución tremenda. Muy recomendable para cualquier amante de la música, sin géneros.

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  2. La verdad es que cuanto más lo escucho, más me gusta. Entre "La polinesia meridional" y este anda la cosa para mí.

    Un abrazo y gracias por leernos

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