Año de publicación: 1985
Valoración: muy recomendable
Si hay algo más contrapuesto a un personaje como Paddy McAloon que pudo haber en 1982 debía ser Thomas Dolby. Contrapuestos en lo estético e incluso en el enfoque de sus carreras y van y se juntan (como para dar razón a la gente que habla de yin y el yang) y de esa colaboración que a priori debería ser completamente fútil surge un disco de la brillantez y perfección de Steve McQueen. Prefab Sprout: músicos anónimos que no parecen ir a llegar más lejos que unas cuantas maquetas con sonido precario que van a ser disfrutadas en el entorno más cercano y para de contar. Thomas Dolby: músico de aspecto esquizoide que puede pasar por parvenu rezagado de la explosión del synth pop, al que ha llegado con más ascendente estética por los Thompson Twins que por Depeche Mode, con un par de hits menores (muy menores) más mencionables por sus estridentes video clips que porque vayan a representar el futuro de nada.
Entonces Dolby se pone tras la mesa de mezclas y neutraliza el arsenal de sintetizadores y decide que éstos se limiten a aportar textura o espíritu o ambiente a las canciones, que la estructura pop-rock del material del grupo ya no dispone de músculo suficiente como para que los fairlights y moogs se encarguen de anularlos, que los brillos son sutiles y a veces quebradizos y la producción lo que ha de hacer es resaltarlos. Y Steve McQueen (que por problemas de licencias se publicó en USA con el estúpido título de Two wheels good) florece en esa perfección aparentemente contradictoria, de las mismas brumas en tonos azulados que dan carácter a la portada (tres tipos insípidos junto a una chica con cara de sosa con una moto a la que no se han atrevido ni a quitarle el caballete: imposible que su puesta en escena pueda ser más aburrida de lo que la imagen manifiesta). Vaya, en esos años ya se llevaban esos pantalones con los ridículos rotos en la rodilla.
Trucos: han publicado Swoon, producción plana, sonido más inspirado en totems del MOR rock que en las emergentes corrientes blue-eyed soul inglesas de la época. Mc Aloon, líder junto a hermano y novieta, anacoreta autoconfinado de esos que parecen no disponer de más intercambio con su entorno que cierta maestría compositiva y una voz no del todo desagradable.
Y eso es Steve McQueen: melodías delicadas reforzadas por arreglos en los que la electrónica destaca en segundo plano. Texturas, aires ligeramente western en ciertos momentos, algún efecto, pero sobre todo, canciones con aires intimistas, aparentemente poco contundentes pero que crecen con las escuchas y de las que se desprenden capas y más capas. Voz femenina en segundo plano, medio tempo, alguna guitarra descollando, sección rítmica funcional, trucos varios de producción, escasas cesiones al protagonismo de los instrumentos de ningún tipo y, claro, una fabulosa ristra de canciones especialmente concentradas al inicio del disco, que es donde hacen daño y donde el oyente recibe el impacto. Appetite, Bonny, Goodbye Lucille, When Love Breaks Down, cuatro estupendos motivos para comprender el motivo de que este sea el disco del grupo por antonomasia, cada una con sus detalles, crescendo en Appetite, delicadeza en Bonnie, contundencia en Goodbye Lucille, elegancia en When love breaks down. Ni un respiro hasta la fake bossanova de Horsin' Around y el relativo bajón, pero muchas bandas querrían contar con ese póker. A pesar de lo cual su repercusión comercial fue bastante tibia, supongo que para la desesperación de McAloon, factótum de la banda casi de forma dictatorial, el típico genio que bajo una apariencia discreta parece tener confianza y planes de dominar el mundo.
Cosa que no hizo, claro. Porque a veces el mundo no está preparado para según que manjares.
Cosa que no hizo, claro. Porque a veces el mundo no está preparado para según que manjares.
Un estupendo disco. Gracias por haberme refrescado la memoria musical.
ResponderEliminarGran asimetría entre las dos caras del disco.
ResponderEliminarLa segunda no brilla tanto y deja un regusto amargo al finalizar su escucha. Sería como la versión opuesta al Closer de Joy Division.
Buenas. Excelente reseña como viene siendo habitual ; )
ResponderEliminarA Prefab Sprout, vaya nombre por cierto, llegue después de escuchar el fantástico disco en solitario de Paddy McAloon, en el que firma una de las más hermosas canciones que oído "Music is a Princess". Y claro con esta joya como refencia es muy difícil que me conmueva, lo de Paddy es increíble, y lo de la canción que os digo...escuchen, escuchen.
...que he oído, quise decir...
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