domingo, 17 de octubre de 2021

James Blake: Friends that break your heart


Año de publicación: 2021

Valoración: recomendable

Nadie dice que un artista esté obligado a evolucionar constantemente. Pero sí podemos afirmar que los grandes artistas, aquellos de largos recorridos, especialmente, debe ser una casualidad que muchos de ellos sean solistas, personajes como David Bowie, Scott Walker, Marc Almond o David Sylvian, tuvieron o tienen la habilidad de dar giros a su carrera (no reinvenciones como Madonna,que hasta se deja superar por alguien tan mediocre como Lady Gaga), de adelantarse a las tendencias o de, directamente, responsabilizarse de generarlas.

James Blake, cuya cumbre creativa sigue siendo Overgrown, parece, a cada disco, más necesitado de observar esta - supuesta - máxima. Mientras escuchaba y dudaba (apenas hace un par de horas) en  mi valoración sobre este disco, iba anotando las veces que las canciones que iban resultándome familiares me habían hecho vacilar si no era alguna de las contenidas en sus anteriores discos. Porque eso, sin ser un problema irresoluble, sí que es un condicionante, sobre todo cuando, aunque no lo hayas deseado, te has convertido en un artista de masas, un artista que tiene expectante a un público. Definiendo como público ese ente de individuos bienintencionados que actúa con extrema crueldad como colectivo. Porque es así: el veredicto de las ventas, de los visionados, de las escuchas en streaming, un veredicto sin cara ni dirección electrónica a la que pedir explicaciones, se acerca peligrosamente a la terrible indiferencia si Blake sigue entregando discos como este.

Que no es un mal disco, pero que empieza a parecer demasiado intercambiable (gracias, Patricio Pron) en su estructura básica - buenos temas introspectivos de alto voltaje emocional, donde abunda la primera persona y una cierta sensación de desvanecimiento, tan ajustada a sus innegables cualidades vocales y a su esmerado minimalismo sonoro, aderezados con colaboraciones que demuestran que se mantiene á la page y que figuras de un nuevo universo musical (Finneas, SZA) no le son ajenas ni mucho menos, más bien colaboran de forma brillante y entusiasta. 

Ese es un detalle revelador: las canciones más arriesgadas en lo sonoro no son sus números en solitario: parece que Blake necesita invitados en casa para sacar lo mejor de sí mismo, la innovación o la salida de la zona de confort en que parece ubicarse y que (a lo tibio de su EP de versiones me remito) puede abocarle a un universo de lenta pero imparable decadencia. James sabe que hasta el fan más rendido necesita algún detalle que le sorprenda. James también sabe que cada vez ese detalle le está costando más encontrarlo.


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