Año de publicación: 1994
Valoración: imprescindible
His'n'hers completa el trío de discos imprescindibles de Pulp. A costa de We love life, disco de despedida con aroma y estética a despedida, que contiene canciones brillantes, pero que suena a banda exhausta y satisfecha de haberlo dicho todo.
Completa el trío, o más bien, inaugura el trío. Este es el disco en el que la banda se desembaraza de los titubeos de sus primeros discos, casi unánimemente ignorados, y se lanza en lo estético (esa portada con aires de comic, obra de Philip Castle, responsable visual de A Clockwork Orange, casi ná) y en lo musical por el camino brillante y esplendoroso que marcaría su cúspide.
Eso sí, acompañando en lo temporal a la etiqueta brit-pop, que los Beatles no se iban a reunir ya, y había que vender la leyenda de lo british.
Lejos de los antagonismos propios de la época, la apuesta es por un sonido fresco (potente producción con el único punto flojo de convertir la flauta o lo que sea de Happy Endings en un remedo de los Indios Tabajara) y contundente, con protagonismo compartido por partes vocales (Cocker, dando clases a diestro y siniestro de fraseo canalla, de pose chulesca, de esa indescriptible elegancia decadente que es y ha seguido siendo su marca personal), teclados flotantes pero omnipresentes y guitarras precisas y cristalinas. Pulp muestra detalles de banda clásica de glam-rock abordando un álbum, once canciones de ritmo pulsante, de trazos vigorosos y decididos, como si esos tres álbumes fallidos hubieran sido un mero calentamiento para salir a la cancha y, zas, delumbrar. Joyriders (aquí en una primorosa versión, ligeramente bajada de ritmo que muestra su esencia de canción magistral), Lipgloss , que recuerda a la vez a Bowie, a Ultravox!, a Magazine, Acrylic Afternoons... los crescendos guitarrísticos se alternan con primorosos toques de teclados, con la voz de Cocker, imposible no mencionarla una y otra vez, Cocker es y se siente el líder la banda, el cantante, el frontman, el coreógrafo, el estilista, todo ello sin apuntar ni por un momento aires de prima-donna (quizás roce ciertos techos melodramáticos en She's A Lady, por eso) sin mostrar detalles dictatoriales, con unas letras, ay, comprender las letras no es necesario pero hacerlo solo apuntala la genialidad del planteamiento del grupo. Babies, con su ritmo nervioso, su guitarra frenética y ese jadeo, esa dicción llena de respiración que para y arranca, la rabia post adolescente (bueno, o casi, Cocker ya había superado ampliamente la treintena) a lo Bowie de Do You Remember The First Time. Pop puro con mayúsculas, pop de su momento y, parece, del futuro, un disco cuajado de singles de cuando estos representaban declaraciones de principios, es absurdo discutir si este disco o tal otro es la obra definitiva del grupo: aquí hay frescura y descaro y chispas por todos lados, en Different Class una madurez compositiva y una especie de aire cosmopolita desatado, en This is Hardcore un aire asfixiante y reflexivo que se manifiesta en sus temas principales.
En His'n'hers, Pulp se muestra como una banda decidida, descarada y segura de sus fortalezas, que eran muchas y aplastantes. Lo cual es curioso tras la ristra de fracasos que dejaban atrás. Pero a ello le siguieron tres discos fabulosos, uno tras otro, mientras la gente prefería prestar atención a esos Beatles low-cost que fueron los Oasis.
Después decís que me quejo por nada.
Ya lo he dicho por aquí alguna vez, pero lo vuelvo a repetir: Pulp es la mejor banda de POP de los 90 (ganando por poco a Teenage Fanclub). Y el "We love Life" no llega a la altura de los anteriores, pero es un buen disco que creo que gana con el paso del tiempo. He dicho!!
ResponderEliminarPor fin alguien que no le chupó las medias a la mediocridad britpopera llamada Oasis.
ResponderEliminarEs que no se pueden comparar. Oasis vendió muchos discos pero era un grupo mediocre. Pulp le daba mil vueltas. Y este disco es muy bueno. Al final los que renegaban del britpop (Pulp, Auteurs o Suede) eran bastante mejores.
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