domingo, 4 de marzo de 2018

Hollie Cook: Hollie Cook

Año de publicación: 2011
Valoración: muy recomendable

Leyendo su corta biografía (tiene apenas 30 años) queda muy claro que Hollie Cook no podía dedicarse a otra cosa que a la música. Su padre es Paul Cook, batería de los Sex Pistols, y su madre, corista para Culture Club (cuyo cantante, el celebérrimo Boy George, fue su padrino). Así que creció en un entorno british dominado por las corrientes musicales procedentes del punk y su posterior arraigo en lo jamaicano. Herencia que acepta con enorme dignidad: llega a integrar una formación muy residual del grupo femenino The Slits.

Pero su carrera en solitario se inicia con este magnífico disco  de título epónimo. Ella define su música como tropical pop y he de decir que el calificativo resulta curiosamente adecuado, si bien, y el objeto de esta reseña es la obvia reivindicación, en un mundo justo y que retribuyera el talento por encima de las inversiones promocionales, Cook debería ser una estrella pues su música es excelente y es muy triste que quede restringida al peculiar sub-mundo en que el reggae se ha confinado, no sé muy bien por qué, desde que las grandes estrellas del género, y ya hace tiempo de ello, dejaron de compartir escenarios con los músicos de rock. 
Algo también injusto, perdonad el inciso. El reggae y el dub merecen más que esos festivales en explanadas a la medida de la masa fumada a la que los promotores se han obstinado en dirigir casi en exclusiva.
Volvamos con Hollie Cook. Voz excelente, levemente mejorada en las versiones de estudio, canciones asequibles en su onda, pero deliciosas, un sonido atractivo, una imagen fresca y pulcra. Un atractivo desinhibido muy al estilo de la Neneh Cherry del año 89. Debería tenerlo todo, o si no, comprobad a los cielos que nos eleva cuando su voz dulce se envuelve en misterio ligeramente cósmico en Shadow Kissing. Esta es una música que invita a los auriculares, al volumen alto, al espacio abierto, y la sencillez con la que atrapa no debe engañarnos: Walking in the Sand  incorpora coros, vientos, cierta sensación de melancolía. Y los ecos dub de That Very Night acompañan cierta dicción distante a partes iguales de las cantantes clásicas de los 40 o de Billie Haliday, combinada con la irrealidad de los contrapuntos del Farfisa. Cualquiera diría que se trata de la música perfecta, de algo quizás no demasiado novedoso, pero que no merece ser ignorado. Y me he dejado elecciones obvias, como los dos singles;Body Beat, con sus intervenciones en raggamuffin a cargo de Horseman, o Milk And Honey, con sus aires festivos y su efectiva entrada de trombón.
Para más referencias, el álbum disfrutó de una fascinante revisión en clave de dub a cargo de Prince Fatty, y, para despejar dudas, decidme si todos los artistas pueden ser invitados al festival de Jazz de Montreux, donde, genialidades que tienen ciertos músicos, se marcó una tronada versión de Perfidia.

1 comentario:

  1. A las buenas Don Francesc: he estado escuchando este disco tras su reseña, al igual que el nuevo que ha sacado este año y aunque el reggae es un género que me gusta pero me resulta algo monótono y con pocos temas y artistas que hayan facturado verdaderos clásicos y temazos (Bob Marley, y sobre todo Jimmy Cliff, y alguna otra banda con aportaciones puntuales). De Hollie Cook este disco me ha gustado, sobre todo esa versión de Walking in the Sand (no mencionas al artista original por cierto). El nuevo como me sucede con la mayoría de discos de reggae me deja indiferente. Saludos desde la batcueva.

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