Año de publicación: 2019
Valoración: imprescindible
Habrá que ir reconociendo la enorme sombra que proyecta To Pimp A Butterfly como espejo en el que se han de reflejar los discos del futuro. Los de Kendrick Lamar, los de cualquier músico, y claro, obviamente, los de los músicos que discurren en estilos musicales afines. Oyendo algunos fragmentos de IGOR, sobre todo en la parte central del disco, y atendiendo algo a la estructura del disco, entendemos que Tyler Okonma, AKA Tyler The Creator, experimente esa influencia. Pocos discos proyectan hacia el futuro el qué y el cómo y el cuándo como la obra maestra de Lamar, y seguro que Tyler The Creator, más metido como está en esa escena en que le acompañan Frank Ocean o Kanye West (los días que libra de misa) no ha tenido problemas en mostrar su permeabilidad.
Los resultados quedan plasmados en este disco estratosférico. IGOR es un álbum a primeras extraño, como alienado por una producción extraña, unas transiciones entre canciones que pueden desorientar al oyente más pendiente de los detalles que por el flujo del disco, una estructura que reparte los detalles pop al inicio y acoge la parte experimental a partir del primer tercio del disco. Pero un álbum que crece enormemente con las escuchas, que reclama la atención del oyente de forma creciente, que obliga a prestarle tiempo y a veces esfuerzo, con lo cual las gratificaciones se suceden.
Aquí Tyler no se limita a rapear de forma gloriosa (en la segunda parte de la excelente GONE, GONE / THANK YOU ), también se atreve a cantar, aporta un tono extraño que a menudo es tratado (Blond, de Frank Ocean, deja su rastro), pero, curioso, los detalles más fascinantes de IGOR surgen en muchas ocasiones de las partes instrumentales. Sin un uso desaforado del sample, por eso. Aquí los sintetizadores campan a sus anchas, los arpegios de teclados varios, los pianos de connotaciones casi house aparecen aquí o allí, como lo hacen los coros, los detalles que amagan hacia el jazz, los sonidos a lo John Barry. Quiero decir: este es un disco que franquea barreras y hace explotar prejuicios, pero no hay que esperar que lo haga a la primera. El zumbido que abre IGOR'S THEME no es un presagio en lo sonoro: esa pose bombástica dejará paso a toda clase de experimentos que incluyen el casi deep house de I THINK (con ese ritmo vocal percusivo: four, stake), la balada galáctica RUNNIN' OUT OF TIME con sus extraordinarios juegos vocales, la algo más ortodoxa pero fascinante PUPPET, con sus cuerdas philly, todas ellas canciones casi enlazadas en lo sonoro y en lo espiritual por un guion que parece describir una especie de triángulo amoroso, una relación que avanza y se rompe, algo que justificaría el vaivén casi agotador al que el disco somete al oyente atento.
En eso consiste: en impedir que el disco sea una mera banda sonora de fondo. Cualquiera que se enfrente a ese disco con los cinco sentidos, incluso comprendiendo el enorme entramado vocal que conforman sus canciones, cualquiera que se despoje de las preconcepciones, incluso de aquellas que atenazaban algunas de las primeras obras de su autor, va a disfrutar de lo lindo. Tyler ya roza la gloria.