Año de publicación: 2007
Valoración: muy recomendable
Valoración: muy recomendable
Perdonaréis mi escaso seguimiento del pop patrio. Achacad mi poco interés a cierto convencimiento, no exento de prejuicios, de que, en demasiados estilos y con demasiada frecuencia, se ha optado por la adaptación, plagio, inspiración en exceso, llamémosle como queramos a lo que podría resumirse como falta de originalidad combinada con cierta propensión a dejarse empapar por influencias de fuera. Cuestión ya visible en los raquíticos y aislados fenómenos: la Movida Madrileña es el regurgitar de una generación que recicla de golpe Glam, Punk, New Wave y After Punk y no consigue trascender más que en un par de decenas de canciones decentes, en cualquier caso igual más incluso, que el raquítico movimiento del Rock Català, sonrojante engendro de poses forzadas (guitarra y melena al viento) que apenas dio para dos baladitas y flagrantes latrocinios.
El resultado de ello suele ser música sin personalidad ni criterio propio. Y Astrud son una agradable excepción, aún seguro de que son de los pocos que confirman la regla. Incluso en esa década de separación no aireada, pocos discos se me ocurren que puedan hacer sombra al extraño dúo barcelonés en ese sentido. Salvo contados casos, los músicos de aquí son incapaces de superar la condición de émulos de los músicos de fuera que veneran (sean estos Blur, los Stones, Depeche Mode, Arcade Fire o los Fleet Foxes) y al final uno opta por escuchar a los originales.
Lo cual no significa que Astrud no tengan referentes visibles, a escoger entre toda la tradición de dúos masculinos tecnificados que han salpimentando la escena pop de las últimas décadas, desde los Sparks hasta los Pet Shop Boys pasando por Soft Cell o Erasure. Pero son referencias que atraviesan tamices, que son distorsionadas por lentes (este es un quinto disco de carrera) que las alteran, que se someten al impacto adicional de las chocantes letras del grupo, letras que eluden el ripio o lo buscan con gracia, letras que aportan tanto sentido del absurdo como de la boutade, y que se acoplan a la perfección a un sonido de raigambre electrónica y tonalidades escoradas hacia el lo-fi. Astrud no quieren hacer ruido y cuando lo hacen (la orgía pop de aires northern-soul de El vertedero de Sao Paulo) está justificado.
Entonces Tú no existes es un disco de sonido brillante y actitud valiente, cero miedo al ridículo desde luego hace falta para enfrentar algún falsetto a lo Morrissey, para expresar con seriedad planteamientos como el de Paliza o la delirante historia de Noam Chomsky. Pero claro, el pop puro, este lo es, no tiene complejos. Tan pronto puede usar un vocoder para exteriorizar algo que pasa por dentro: impresionante apertura del disco en El miedo que tengo como se lanza con toda la cacharrería en canciones confesionales como Minusvalía o Acordarnos. Y ya que entendemos las letras y las ponemos en contexto, no es poca la crítica al entorno y a la tibieza social que se cuela en esas frases, y puede que su engranaje en la música suene forzado o incluso a veces algo grotesco. Pero Astrud tenían, en lo sonoro, en lo lírico, incluso en lo estético, algo que decir, que tenía algo de nuevo, algo de original, algo creativo, no una fotocopia adaptada al mercado al que se orientaba.
Se les echa de menos, pero me temo que eso a ellos no les influye.
Se les echa de menos, pero me temo que eso a ellos no les influye.