Valoración: muy recomendable
FKA Twigs postró el universo a sus pies con Magdalene: un segundo disco dolido y doliente, un abrasivo experimento en que la música desprendía exactamente la sensación que sus letras emanaban, como un exorcismo de la artista británica donde ajustaba cuentas sobre sus tortuosas relaciones.
Obviamente, un disco tan brillante que es difícil de suceder. Quizás por eso este CapriSongs se publica bajo el formato y la secuencia de una mixtape, efecto que, sin despojarlo de su condición de disco largo, sí que atenúa algo la expectativa y aporta a la artista un marco de libertad temática. Es un disco, pero puede respirar y ser fresco, y esa desinhibición no solo consiste en los interludios y los ruiditos entre tracks. La portada muestra una foto de la artista con la ciudad al fondo. No una imagen modificada o distorsionada. Tampoco un gesto procaz al uso. En este sentido FKA Twigs se aleja también de ese pesado yugo del experimentalismo per se, no creo que quiera ser ni la nueva Bjork, pero la poderosa personalidad de FKA Twigs también la aleja de estrellas mainstream como, por ejemplo, Beyoncé. Y CapriSongs resulta ser un magnífico muestrario de sus capacidades, para el que se ha rodeado de un arsenal de ayudantes (colaboraciones y productores, de estos últimos a decenas) aunque el efecto sea curioso: ninguna de estas canciones suena abigarrada, y cada nota, cada frase, cada ruido está en su sitio. Incluso las discordancias encajan a la perfección. Es un disco con aspectos inmediatos y asequibles pero también crece con las escuchas, y desde luego su concepción de escucha está adaptada a los tiempos que corren: la experiencia con auriculares es realmente sobresaliente.
No faltan las baladas ligeramente torturadas: meta angel hubiera encajado en Magdalene sin problemas: en general las canciones son más cortas y buscan esa sensación de evitar castigar al oyente: el álbuma ha arrancado con ride the dragon, que puede parecer un apunte o incluso un sampler de lo que se avecina. Tears In The Club cambia el tono y es un guiño al mainstream imperante ni que sea por la intervención de The Weeknd. Aquí el sonido es voluptuoso y casi abrumador. oh my love o lightbeamers no llegan para acaparar, con sus aires downtempo, el tono del disco, que sigue con aires casi festivos: papi bones es puro dancehall desvergonzado y la luz (aunque sea de neón) entra a raudales, y FKA Twigs no tiene reparo alguno en tentar al hit veraniego (paso de baile incorporado) con la inmediata y gloriosa jealousy, poderoso bajo que retumba sin pudor ni vergüenza. Y podría destacarse mucho más de este disco. Una gloriosa reivindicación que conjuga accesibilidad y busca de la innovación, a la que no es ajena la intervención del, insisto, nutrido equipo de productores: Arca repite e irrumpe El Guincho, cuyo prestigio global (tras lo de Rosalía) es merecido y creciente. Si lees habitualmente este blog, ya sabes lo que pensamos. Pero perderse CapriSongs por cualquier tapujo o preconcepción es, simplemente, una estupidez.