Valoración: Imprescindible
Por si alguien no lo conoce, Conor Oberst (1980, Omaha) es un más que prolífico cantante y compositor que, a sus 38 años, lleva ya publicados una veintena de discos bajo distintos nombres (el suyo propio y otros como Commander Venus, Bright Eyes, Monsters of Folk o Desparecidos). ¡Y es que ya con 15 años andaba por ahí publicando discos!
Bien, no me enrollo más. Este disco que hoy nos ocupa, el mejor de su discografía en mi opinión, data del año 2005. Integramente compuesto y escrito por el propio Oberst, es una magnífica muestra del mejor folk-rock, en la línea (más o menos, ya sabéis) de clásicos como Gram Parsons o de autores más recientes como el malogrado Elliott Smith, Neutral Milk Hotel o Sufjan Stevens.
Igual me dejo llevar por el entusiasmo, pero es que las diez canciones que componen el disco podrían haber sido single en su momento. Lo fueron la oscura "Lua" y la mucho más alegre y directa "First day of my life", pero nada hubiera pasado si lo hubieran sido maravillas como "We´re nowhere and it´s now" o "Train under water", por ejemplo.
El toque más folk o más clásico del álbum viene de la mano de la voz de la gran dama del country rock EmmyLou Harris. La interpretación, a dúo con Oberst, de "We´re nowhere and it´s now" es uno de los momentos más intensos y hermosos del disco, pero el dúo en la doliente "Land Locked Blues" o los coros en la acelerada "Another travelin' Song" no se quedan atrás y traen a la cabeza el "Grievous angel" de Gram Parsons. Por su parte, la aparición de clásicos instrumentos del country o del folk como la mandolina o el steel guitar, en "Poison Oak" o "Train under water", contribuyen a crear ese aroma a clásico.
El álbum también posee toques más pop, sobre todo en la ya citada "First day of my life", o rock, como en la final "Road to joy", en la que la fuerza e intensidad que Oberst había demostrado en anteriores álbumes vuelve a aparecer en tres minutos finales de ruido y furia.
Por último, me gustaría destacar las letras de Oberst: críticas con el "American way of life", ácidas y atinadas, siempre interesantes.
Todo lo anterior contribuye a crear uno de los, para mí, discos de la década. Así, sin más.
P.S.: Desgraciadamente, y aunque sigue creando buenos discos, Oberst no ha vuelto a alcanzar los niveles de este "I´m wide awake, it´s morning". Eso sí, aún confiamos en él.