Valoración: casi imprescindible
Aún en activo, cuatro décadas después, sería injusto olvidar la colosal ristra de singles publicada por el cuarteto de Basildon antes de su colosal trío de álbumes ya reseñados aquí. En una época de efervescencia creativa, se permiten el lujo de publicar un recopilatorio (costumbre, por cierto, en desuso) que muestra su capacidad de generar hits como si fueran a pasar a otro nivel completando discos de gran formato... pero el grupo ya había publicado cuatro LPs, el futuro de la banda había sido fugazmente puesto en duda tras el abandono de Vince Clarke, y su sonido se había convertido en familiar para el gran público.
Y repito: sería injusto incluso aunque algunas de estas canciones hayan sufrido una cierta sobreexposición, quizás porque alguna de ellas pueda parecernos demasiado sencilla estructuralmente. Pero, gracias al estricto orden cronológico del disco, la evolución de la banda se aprecia, y es estratosférica para un periodo tan corto. Nada tiene que ver la sencillez de Dreaming of Me - Kraftwerk con acné - con la cálida candidez llena de claroscuros de See You - que puede conservar a los alemanes como referencia, pero que ha desarrollado su propia línea de progresión. La banda empieza a disfrutar de un status homologable con la parafernalia rock - aparece el cuero, el pelo largo, las drogas duras y su sonido se vuelve denso y más diverso. La estética y las letras de canciones como Master And Servant, o People Are People, tantea con lo industrial, ya no son post-adolescentes con cardigans imposibles, son una banda que emplea sintetizadores en vez de guitarras y que coquetea con lo gótico sin el menor problema en Blasphemous rumours. Aunque sus trabajos en larga todavía podían acusarse altibajos, sus singles eran inapelables, su productividad, descomunal, incluso se permitían lujos Shake the Disease, celestial, no llegó a incluirse en ningún disco largo oficial.
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