domingo, 6 de diciembre de 2020

Portishead: Third

Año de publicación:
2008
Valoración: muy recomendable

¿Cómo Portishead consigue representar un nombre con ciertainfluencia, si este Third es su único trabajo en veintitrés años?
Aquí podríamos hablar de conceptos como la pureza creativa a rajatabla o incluso la posibilidad, en cierta época, de que los  músicos puedan vivir cómodamente de los royalties de sus grandes obras y se regodeen en cierto dolce far niente si, en un momento dado, han conseguido acertar en el clavo y conseguir universalizar una melodía.
Aquí podríamos hablar de Mariah Carey y All I want for Christmas o, siendo algo menos frívolos, de los one hit wonder de la era dorada del italo-disco.
Pero parece que la cosa con Portishead fue diferente y que Third es el resultado de una tortuosa época después de que, entre 1994 y 1997, lanzaran sus dos primeros discos y definieran, prácticamente, el trip hop, y, supongo, presenciaran como, por su propia idiosincrasia, la etiqueta del género se la apropiaran un ejército de individuos sin talento que pensaron que todo consistía en ralentizar ciertas bases y añadirles voces (o samples, quizás regía la ley del mínimo esfuerzo) y vender como churros. Y también como grupos afines (con colaboraciones mutuas) como Goldfrapp, evolucionaban de forma vertiginosa y tocaban hasta estilos opuestos.
Entonces, una década después, Third puede definirse como disco de evolución igual que como disco de ruptura, pues está claro que se quiere huir del estereotipo. Portishead no querían ser más una banda proclive a que sus canciones fueran usadas en escenas de series o películas o incluso en anuncios donde se quisiera provocar una cierta atmósfera. Y lo indica claramente su apertura Silence  se inicia con un traqueteo de aires épicos que no deja irrumpir la voz de Beth Gibbons (emblema de la banda) hasta casi los dos minutos. No hay ritmo lento, no hay scratching, la evocación al film noir ha sido pulverizada, y, aunque en Hunter live podamos hablar de un cierto regreso, el sonido del disco ha sido definido. De hecho, el centro del álbum lo acaparan dos piezas difíciles y tortuosas, la extensa We Carry On, y la muy apropiadamente titulada Machine Gun. Puro krautrock que bebe más de Can que de Billie Holiday, con esos videos que parecen haber sido concebidos en la era oscura del after-punk y que rechazan de lleno el esteticismo ligeramente lujoso. La distorsión campa a sus anchas, los sintetizadores dejan de aportar capas de fondo y se ponen en primer plano en zumbidos casi cacofónicos, las guitarras se ensucian, Gibbons canta casi impertérrita y fuera de tiempo a conciencia. Venimos de la tranquilidad de The Rip,  que ha jugado a conjugar los dos sonidos, y vamos hacia un final algo más reposado, con Magic Doors o Threads recuperando evocadores sonidos torturados (no sé por qué, la guitarra en esta última me recuerda a The Cure), pero el mal esta hecho: la distorsión y la intensidad han devastado cualquier atisbo de dulzura. No es una ruptura agresiva, Third no es su Kid A, pero su próximo paso, si lo hay, es imprevisible.


2 comentarios:

  1. Este blog es una maravilla y me sorprende la constancia de publicación. Ojala puedas seguir haciéndolo mucho tiempo mas.

    ResponderEliminar
  2. Este Third es mi preferido de Portishead.

    ResponderEliminar