Valoración: muy recomendable
1995: el dúo de Newcastle se acerca a la década de dominación global. Venden montones de discos, la crítica los respeta, incluso los ensalza, el público en su mayoría ha comprendido que son músicos que se toman en serio su carrera, solo unos pocos reacios (pero desde luego, ¿a quién le importan un rábano los fans de AC/DC o Iron Maiden?) se resisten argumentando su omnipresencia en medios o su pose culta y sofisticada que puede ser presentada como cierto aire de superioridad. Lejos de eso, incluso muchos artistas les reclamaban para dar lustre a sus producciones o colaborar con ellos: la lista es larga e incluiría a Boy George, Liza Minnelli, Johnny Marr o Robbie Williams.
Para cerrarla, en un ejercicio de gracia hacia sus fans, Alternative recoge algunos de los tesoros desperdigados que habían hecho que algunos nos rascáramos el bolsillo: sus míticas caras B, en un doble CD recopilatorio, un recorrido exhaustivo por esas canciones que hasta entonces no habían encontrado más que en ediciones limitadas o en ese perverso invento que eran los CD singles en varias versiones. Solo unas pocas remezclas, la gran mayoría temas originales. Algunos de ellos, experimentos con sonoridades que no encajaban en sus proyectos en formato largo, otros pasarían por divertimentos o alegatos de jocosa ironía, incluso por un relativos desaires a toda su cohorte de críticos: sus caras B revelaban una brillantez por la que muchos morderían.
Por ese afán de exhaustividad, puede que Alternative no alcance el imprescindible. Si eligiéramos una decena de canciones destacadas, sería un contendiente algo bizarro a mejor disco del dúo, sobre todo porque carecería de la cohesión sonora de sus otros discos, pero valga como ejemplo en su carrera, de su dinamismo, su permeabilidad a todo tipo de sonidos, de su curiosidad y de su brillantez compositiva. Decadence, con su austero pero efectivo arreglo, el inicio satiesco de Jack The Lad, la meticulosidad cibernética de Miserablism, la melancolía de Your Funny Uncle, el nervio pre-ácido de Don Juan, la calidez elegante de Violence (Haçienda Version), todas ellas brillantes piezas que no desmerecen su repertorio oficial (el de los singles radiados hasta la saciedad) y que imagino, visto lo poco memorable de sus últimos discos, deben arrepentirse de no haber conservado un baúl para irlo dosificando.
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