Valoración: muy recomendable
The Bends es el segundo disco en formato LP de Radiohead. Entre Pablo Honey, disco del que parecen renegar, y el torbellino creativo que representa Ok Computer, a su vez preámbulo de su entrega desacomplejada al sonido experimental en Kid A.
Queda claro, entonces, que es un disco que ya apunta algunas de las maneras, una progresión sonora y compositiva que ya es muy destacable, incluso se podría afirmar que es un disco de sonido más limpio que Ok Computer, producido con más intención radiable (la banda venía del éxito de Creep) y menos propensión a la introducción (filtros, bases) de elementos ajenos al estereotipo rockero.
Algunos resuenan por ahí, por eso: la distorsión que presenta el trémolo de guitarra de Planet Telex supone una perfecta apertura para el disco y es una de las canciones que podría incluirse en Ok Computer. Las guitarras se saturan y la voz de Yorke suena firme y convencida, empiezan a sonar como una banda más influyente que influida aunque ciertas señales aún puedan sugerir lo contrario; los arranques de la propia The Bends o Just delatan aún rastros de shoegazing o sonido Seattle (digamos que Just "nirvanea) pero la experimentación empieza a penetrar. Nigel Godrich ya toma participación como ingeniero (luego sería productor) y algunas de sus canciones ya toman forma de himnos: Coldplay arrancó su patética carrera intentando emular High and Dry o Fake Plastic Trees de forma casi obsesiva. Son estas canciones con muchas capas, casi melodías de acampada de corte reivindicativo, pero, sin la cohesión narrativa de su obra posterior, aquí hay también rock de riff tenso, cambios de ritmo, fiereza guitarrística, sutileza (sublime [Nice Dream]) contorsiones rítmicas comprimidas en cuatro minutos , en My Iron Lung, y apuntes de esa épica pre-fin de milenio que su obra posterior convertiría en un mito y en el último, prácticamente, conato de resurgimiento del rock.
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