Año de publicación: 2000
Valoración: muy recomendable
Valoración: muy recomendable
Un interesante movimiento de carrera: cuando todo el mundo está esperando a ver cómo te las apañas para igualar una obra maestra como Moon Safari, con los típicos comentarios acerca del difícil segundo disco preparados en la recámara, vas y aceptas el encargo de Sofia Coppola y tu segundo trabajo es una banda sonora. Formato que te permite tantear con un cambio de sonido a la vez que te da amparo para que ese cambio se comprenda en función del tipo de trabajo a afrontar, que una cosa es que dispongas de libertad creativa y otra es que adaptes tu música a la necesidad de su inserción en imágenes.
E ignoro si los componentes del dúo francés habían leído la novela de Eugenides o habían accedido a algunas imágenes o el storybook de lo que Coppola tenía en la cabeza. De hecho, el DVD de la película anda por casa y esperaré a que mis hijos salgan decididamente de la adolescencia para verla. Pero Air consiguió transmitir ese espíritu a su música: les salió una banda sonora que empaquetaron en una deliciosa portada de aires setenteros. No pocos críticos (los que habían recriminado los aires easy-listening de su debut) se tiraron a la yugular recriminando su pase a algo parecido al, urgh. rock progresivo simplemente por esa producción nocturna, ligeramente lo-fi que resulta muy adecuada para una música tensa, de predominio analógico (mucho piano eléctrico, guitarras intensas con pedal, vibráfono, sintetizadores vintage) pero que seduce desde el primer minuto: Playground Love (no sé si el video con el chicle hablador es exactamente recomendable) es una especie de canción de amor fallido e imposible, pero que marca el primer leit motiv melódico (cuestión muy necesaria en las bandas sonoras) que irá regresando. Bathroom Girl continúa con esas armonías de tonos tristes que solo se abandonan para conatos rabiosos en momentos puntuales. Apenas 40 minutos de temas cortos y siempre acertados en la elección de lo sonoro. Es una música tensa y evocadora, con entidad propia pero respetando su identidad del servicio a imágenes. Tan válida entonces para complementarlas como para generar sus propias iconografías. No en vano uno de los adjetivos a la música de los franceses fue su capacidad de evocación visual. Con este formidable trabajo iniciaron una cierta relación con las películas de Coppola, a las que aportaron más música, y también con otros ámbitos del mundo cultural, con el que han interactuado a menudo.
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