Año de publicación: 2017
Valoración: muy recomendable
The XX solventaron el duro (para una banda que ha triunfado con el primero) escollo del segundo disco entregando Coexist: un disco que prolongaba el factor sorpresa de su debut y que emitía (más en los detalles de producción o de sonido que en los aspectos compositivos) tenues destellos de evolución.
Entre Coexist y el tercero, este I see you ha ocurrido algo muy significativo para el grupo: el enorme éxito de Jamie XX en solitario. Que no esconde su relación con el grupo: se presenta así (Jamie XX) usa el mismo grafismo e incorpora a sus compañeros en las canciones de su sensacional debut en solitario In colours. Pero lanza, y quizás lo haga de forma inconsciente, un mensaje al mundo. "Podría arreglármelas solito". Y cuando I see you arranca: vientos sintetizados, bajo, ritmo de baile (recordad: Coexist empezaba con la voz afectada de Romy sobre una guitarra desértica y sin ritmo), uno ya toma consciencia de que ese cetro con el que Jamie XX se ha hecho ya no va a soltarlo. Aunque no lo lleve encima, aunque quede en un cajón en casa. I see you es una demostración sonora, un reflejo del estudio, pero también la configuración en vivo del grupo lo manifiesta: ved, si no, esta performance de Lips (una de las mejores canciones de I see you) en el programa de Jimmy Fallon: Jamie XX se emplea afanosamente con toda la cacharrería electrónica mientras Romy y Oliver apenas parecen necesitar a ratos los instrumentos que cuelgan de sus cuellos.
Quiero decir que en esa evolución que se les exige, en el aspecto comercial porque estamos en tiempos en que todo cansa demasiado rápido, en el crítico porque el estancamiento es letal, puede que el grupo haya perdido algo de su esencia. Lo cual no quiere decir que este no sea un muy buen disco de cualquier música actual: pop, electrónica, house, dubstep, pero quizás no todos los fieles al grupo acaben de estar felices con el resultado de esta evolución. El grupo se ha desprendido de algunos elementos de su sonido primigenio: las guitarras han cedido protagonismo a las programaciones, los samples han adquirido una importancia que no tenían, se han incorporado elementos sonoros que habrá que ver cómo serán incorporados al directo.
Expansivo es una palabra que se ha usado para definir este disco, y es una sensación que se manifiesta, insisto, a los pocos segundos: Dangerous, una sección de viento, un ritmo cercano al dubstep. Luego las cosas regresan por cauces más familiares, pero ya sabemos acerca de las primeras canciones de los discos y cómo definen el tono. Lo que es cierto es que parece que los miembros (todos) del grupo parecen personas más felices que en su ya lejana irrupción. Unos post adolescentes de negro riguroso que parecían pasarlo fatal hasta que empezaban a cantar. De ahí que el disco suene mucho más pop. De ahí que las melodías hayan adquirido colores y sensaciones ligeramente optimistas, y la estructura sonora sea más contundente y exuberante. La mencionada Lips era un ejemplo y el single de adelanto, On hold, un vídeo ingenuo con una cándida historia donde bailan y se besan y la gente sonríe. Qué lejos de un grupo cuya cuarta integrante huyó despavorida y abrumada por el éxito. Pero en la distancia corta el disco es muy convincente: Performance, concesión al pasado, es magnífica, Replica, perezosa y volátil, engancha de inmediato. Alerta: esto no pasaba en los dos primeros discos, que calaban con las escuchas progresivas. Sólo se les puede recriminar ese resbalón que es Brave for you (como si Romy quisiera ser la Bonnie Tyler del siglo XXI, consiguiendo ser la peor canción de su carrera) y la sensación algo incómoda de que la banda no acaba de definir con claridad cuál será el siguiente paso, como si existiera una especie de tensión entre la efervescencia del presente de un Jamie XX, insisto, cada vez más influyente en el perfil del sonido de la banda, y el peso del pasado común, los famosos tres críos, tímidos y llenos de acné, cuyas vidas, o eso se desprende de la sensación que su música emana, han empezado a iluminarse. No pretenderemos reprochárselo.
Quiero decir que en esa evolución que se les exige, en el aspecto comercial porque estamos en tiempos en que todo cansa demasiado rápido, en el crítico porque el estancamiento es letal, puede que el grupo haya perdido algo de su esencia. Lo cual no quiere decir que este no sea un muy buen disco de cualquier música actual: pop, electrónica, house, dubstep, pero quizás no todos los fieles al grupo acaben de estar felices con el resultado de esta evolución. El grupo se ha desprendido de algunos elementos de su sonido primigenio: las guitarras han cedido protagonismo a las programaciones, los samples han adquirido una importancia que no tenían, se han incorporado elementos sonoros que habrá que ver cómo serán incorporados al directo.
Expansivo es una palabra que se ha usado para definir este disco, y es una sensación que se manifiesta, insisto, a los pocos segundos: Dangerous, una sección de viento, un ritmo cercano al dubstep. Luego las cosas regresan por cauces más familiares, pero ya sabemos acerca de las primeras canciones de los discos y cómo definen el tono. Lo que es cierto es que parece que los miembros (todos) del grupo parecen personas más felices que en su ya lejana irrupción. Unos post adolescentes de negro riguroso que parecían pasarlo fatal hasta que empezaban a cantar. De ahí que el disco suene mucho más pop. De ahí que las melodías hayan adquirido colores y sensaciones ligeramente optimistas, y la estructura sonora sea más contundente y exuberante. La mencionada Lips era un ejemplo y el single de adelanto, On hold, un vídeo ingenuo con una cándida historia donde bailan y se besan y la gente sonríe. Qué lejos de un grupo cuya cuarta integrante huyó despavorida y abrumada por el éxito. Pero en la distancia corta el disco es muy convincente: Performance, concesión al pasado, es magnífica, Replica, perezosa y volátil, engancha de inmediato. Alerta: esto no pasaba en los dos primeros discos, que calaban con las escuchas progresivas. Sólo se les puede recriminar ese resbalón que es Brave for you (como si Romy quisiera ser la Bonnie Tyler del siglo XXI, consiguiendo ser la peor canción de su carrera) y la sensación algo incómoda de que la banda no acaba de definir con claridad cuál será el siguiente paso, como si existiera una especie de tensión entre la efervescencia del presente de un Jamie XX, insisto, cada vez más influyente en el perfil del sonido de la banda, y el peso del pasado común, los famosos tres críos, tímidos y llenos de acné, cuyas vidas, o eso se desprende de la sensación que su música emana, han empezado a iluminarse. No pretenderemos reprochárselo.
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