Valoración: bastante recomendable
El otro día, Xavier Bosch, a la sazón escritor mediocre y el tipo de periodista de poca enjundia que solo sabe hablar de Barça y poca cosa más, saludaba la obtención por parte de Alizzz de un premio, en su condición de catalán nacido en Castelldefels, a cuenta de ciertas absurdas predicciones de futuro, en un programa de radio que oyes en esas horas en que, de vuelta a casa, ya no tienes ganas ni de buscar emisora.
Bosch repitió su nombre, creo, en dos ocasiones: le llamó Aizzz. Sin la "ele". Demostrando tanto cierta ignorancia musical que no recriminaré, faltaría, pero sobre todo, la más absoluta desgana por saber lo más mínimo sobre el personaje al que mencionó.
Alizzz (por Alice in Chains, grupo grunge del que se declara fan) es el productor de El Madrileño de C Tangana. He de agradecerle su formidable producción del disco y, de forma aún más personal, su guiño insertando, en vocoder, el estribillo de la sublime Bizarre Love Triangle de New Order en la toma para Tiny Desk de Los tontos. Alizzz es uno de esos productores que, incapaz de limitar su alcance a la mesa de mezclas y a las aportaciones sonoras puntuales, lo intenta como artista. Componiendo, interpretando, cantando, y, claro, produciendo. Tiene que haber algo más es su disco de debut en tal condición, pero para nada puede considerarse un paso tímido de un bisoño e inseguro artista que busca afirmarse. Esa condición le ha servido para entrar con buen pie en el cruel universo: la acogida crítica está siendo buena y creo que su trabajo previo como productor pesa en esa valoración. He de decir que no recuerdo buenos productores que hayan tenido suerte cuando han querido pasar al primer plano. Pero este Tiene que haber algo más resulta destacar y hacerlo de la forma más convincente: a fuerza de escuchas que revelan matices y que descubren, sobre todo, el sincero y esmerado acabado que Cristian Quirante (ese es su nombre) ha querido procurar a sus composiciones.
Apenas media hora. Diez canciones de tres minutos escasos que evitan la reiteración sonora. No ha jugado a deslumbrar con tratamientos ultramodernos. No hay trap, no hay rapeados, no hay incursiones en lo que hoy se denomina música urbana. Se ha ahorrado forzar sus condiciones vocales y ha optado por las tonalidades cercanas, como mucho ha demostrado que le gusta usar el vocoder, que no el autotune. Ha convocado a amistades de diverso pelaje a aportar a sus canciones. Estas aportaciones dan lustre al disco y, curiosamente, combinan lo peor (Amaia Romero, este blog jamás aceptará a ningún participante de Operación Triunfo en ninguno de sus proyectos) con lo mejor (Rigoberta Bandini, que aporta buen hacer en Amanecer, una brillante colaboración que puede evocar a Saint Etienne o a La Buena Vida) incluyendo una especie de rendición final con la intervención, en Luces de emergencia de J de los Planetas - otro highlight - y la casi inevitable cadena de favores en Ya no vales con C Tangana. Incluso los temas menores contienen detalles sonoros -ese regusto AOR en Fatal...-de indudable atractivo, aunque aclaremos: esto es un disco de pop con guitarras, de canciones con pocas pretensiones con un indudable talón de Aquiles en el aspecto de las letras: demasiado ripio, demasiado recurso al manido tema de las relaciones personales, alguna rima forzada y una cierta insistencia en temas relacionados con los excesos. Pero ello no tiene que eclipsar lo comentado arriba: Alizzz sabe situar ganchos en sus canciones e incluso en el material más endeble (el situado en la primera mitad del disco, demasiado proclive a intentar impresionar al oyente con mensajes algo forzados de rebeldía y sensibilidad) se aprecian detalles sonoros de agradecer. Es bueno no pretender cambiar nada ni revolucionar la escena, al igual que comprender las limitaciones y ser agradecido con las influencias. No sé si era la pretensión del músico o el resultado involuntario de su trayectoria previa, pero, tal como indicaba, algunas (no todas) de estas canciones persisten casi sin querer.
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