Valoración: imprescindible
Hoy no vamos a presentaros un disco, sino un artista. Uno de esos artistas que pasa desapercibido a las grandes masas, a los charts, a las giras multitudinarias, a las entregas de premios y sus galas correspondientes.
Un artista de cuya obra cuesta destacar algo en concreto, pues ha sido variada, dispersa en discos propios, colaboraciones, producciones, siempre
Un artista de cuya obra cuesta destacar algo en concreto, pues ha sido variada, dispersa en discos propios, colaboraciones, producciones, siempre
Empecemos por las referencias. Jon Brion, nacido en New Jersey en 1963 ha colaborado o tenido que ver con, y seguro que esta lista es una mínima representación de su alcance en su extensa carrera: Kanye West, Paul Thomas Anderson, Michel Gondry, Aimee Mann, Fiona Apple, Elliott Smith...
La lista es ecléctica, sí, e incluye tanto músicos como gente relacionada con el cine. Jon Brion ha compuesto muchas bandas sonoras incluyendo tanto material propio como ajeno. Ha recurrido a la vanguardia tanto como ha coqueteado con el clasicismo. No ha permitido limitación alguna en su creatividad. Sí, su tono de voz, sus melodías, ha optado a menudo por las melodías y armonías de aires melancólicos, pero ha coqueteado con aires pop, rock, jazzies, clásicos, destacándose siempre por suntuosos arreglos o espartanas tomas, pero siempre adecuadas a su capacidad de transmitir. En su banda sonora para Punchdrunk love lo demuestra de forma magistral, su banda sonora para Eternal Sunshine of The Spotless Mind está también plagada de momentos introspectivos, de delicadas melodías de piano y cuerda que sintetizan perfectamente la sensación frágil y levemente surrealista de las imágenes que acompañan. Magnolia combina composiciones prácticamente clásicas con destellos de pop de cámara gracias a la colaboración con Aimee Mann en canciones como la versión de One. Fascinante la fijación de Brion con las combinaciones de cuerdas e instrumentos de viento de madera, siempre con sonidos cálidos e íntimos o su capacidad para ejecutar clásicos instantáneos como Little Person, que parece extraída de una selección de torch-songs de los 50. Brion, desconocido para el gran público, es capaz de mostrarse ligeramente esquivo junto a Elliott Smith o Brad Mehldau como si todos esos hallazgos sonoros acumulados en su obra le fueran ajenos y entregar piezas de genialidad en forma de miniaturas como hace en Elephant Parade. Brion se ha prodigado en algunos momentos en solitario, cantando un pop ligeramente reminiscente de iconografía clásica (Beatles era Sgt, Peppers, Beach Boys), pero la esencia de su obra está en el trabajo de orferbrería contenido en esas bandas sonoras, en los jugueteos melódicos que las atraviesan, en la diversidad y riqueza de sus arreglos, en los ambientes visuales que complementan.
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