domingo, 21 de marzo de 2021

Plastikman: Closer

Año de publicación:
2003
Valoración: casi imprescindible

Hipótesis: el año 2003 podría constituir una fecha emblemática como hipotética certificación de la muerte del techno como estilo dominante, dejando, eso sí, desde entonces, poderosa estela sonora y rabiosa influencia con huella en toda clase de producciones del ámbito mainstream, pero inequívocamente iniciando una recesión comercial y creativa que lo devolvió a un confinamiento, un relativo ostracismo del cual, no vamos a negar, también fue responsable su obvia incapacidad de generar iconos visibles y reconocibles, necesitando símiles estilísticos o dialécticos (los DJ son las nuevas estrellas del rock, etc.) que le despojaron de personalidad, convirtiéndolo en uno más entre el anodino relevo de poltronas a que la necesidad constante de la audiencia de hallar cosas nuevas condena periódicamente a muchas tendencias.

El techno, entonces,  empieza a morir cuando caen las torres del WTC. En esa Arcadia transaccional que era el mundo en ese momento, la diversión global y el hedonismo desenfrenado eran pauta dominante. Nadie tenía miedo a que esa burbuja estallara, y, de repente, cualquier sitio en el mundo era potencialmente inseguro. El techno como música lúdica, como sustituto abstracto de un rock cuyas adineradas estrellas no tenían de qué quejarse, perdía sentido a la vez que fuelle.

En agosto de 2003 se publica el último número, icónico 99, de la revista Muzik, icono del movimiento que ya solo se basaba en inflar de forma artificial los lanzamientos discográficos. Dos meses después, Richie Hawtin, bajo su alias Plastikman, - otro de sus alias, F.U.S.E., le había servido para publicar en la emblemática Warp - lanza Closer, quizás guiño a Joy Division, en todo caso fascinante portada que evoca lejanía por contraste con cercanía. Más de una hora de música enlazada, música que emula los DJ sets que entronizarían al canadiense, apenas unas frases de voz tratada que aportan una cohesión, como si se tratara de un trip. Beats oscuros, bajos subsónicos, evocaciones berlinesas, homenajes a la cultura del click'n'cut, a los arcades,  teclados planeadores, austeridad sonora, minimalismo que apenas se permite mínimos lujos con efectos estéreo, evocando, casi por última vez (Hawtin tardaría 11 años en lanzar otro disco) la experiencia del oyente, del dancer solitario, pista a oscuras. 

Distinguir aquí tracks es irrelevante. Aportar frases palmarias sobre la influencia de esta música, ingenuo. Tanto como agarrarse a ella de forma nostálgica y desesperada. No es una claudicación, sino una constatación de que el tiempo pasa y no tiene sentido alguno congelar el momentum

Podéis oir todo el disco aquí

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