domingo, 15 de noviembre de 2020

Benjamin Biolay: Grand prix

Año de publicación: 2020
Valoración: Bastante recomendable

Llevaba el amigo Biolay unos años flirteando con ritmos más o menos latinos, experimentando con sonidos que lo alejaban de discos como "La superbe" o "À l'origine". Y no me parece mal eso de reinventarse, de tratar de evolucionar, pero creo que eso no funcionaba y uno terminaba la escucha de discos como "Palermo Hollywood" o "Volver" con la sensación de que, pese a que ahí había algunas buenas canciones, el conjunto flojeaba.

Por suerte para nosotros (o, al menos, para mi), en "Grand prix" se aleja de fallidos experimentos anteriores y nos ofrece un disco que, aunque insiste en la variedad estilística, resulta mucho más coherente en su globalidad.

Ya digo que Biolay continúa con su mezcla de estilos (la sombra de Gainsbourg siempre perseguirá al bueno de Benjamin) y buena muestra es el tema que abre y da nombre al disco, en el que el pop levemente electrónico se sitúa sobre una base jazzística que hace de Grand prix una buen carta de presentación. 

Electrónica y sintetizadores predominan en la mayor parte del disco. En ocasiones, la base jazz es sustituida por arreglos de cuerdas, como en la pegadiza Comment est ta peine. Otras veces la presencia de las cuerdas es mucho más "ligera", como en Souviens-toi l'été dernier, o es directamente inexistente, como en la también pegadiza y bailable Vissage pale, una mis favoritas. En ella se pueden observar ecos de New Order, los cuales se hacen más visibles en  Comme une voiture volée, en la magnífica Papillon Noir o en la semiinstrumental Virtual Safety Car.

Pero no todo es pop electrónico. La guitarras, la batería y un pop - rock más convencional se dejan sentir en Idéogrames o Ma route, en la que la voz de Biolay deja su punto canalla (¡Benjamin, tío, no tienes necesariamente que follarnos con tu voz!), y las infaltables baladas a medio tiempo (Vendredi 12 y La Roue Tourne) y la melancólica y brasilera Interlagos (Saudade) completan el cóctel.

En resumen, un disco en el que su autor consigue acertar con las cantidades de los diferentes ingredientes, lo que unido a una cierta contención de Biolay en sus periódicos "excesos vocales" ofrece un conjunto de temas en los que la sensación de unicidad es superior a la de sus previas entregas. Un buen disco, en definitiva.

También de Benjamin Biolay en UDALS: Vengeance

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