domingo, 18 de junio de 2017

James Blake: Overgrown

Año de publicación: 2013
Valoración: muy recomendable

Hacía dos años que James Blake habia desorientado a toda la escena dubstep al publicar un álbum homónimo sorprendentemente contenido y donde los aspectos vocales tomaban una importancia completamente inesperada. La jugada le había salido bien, a nivel crítico ese giro había sido muy bien recibido y el chico inglés, ese músico con aspecto de eterno universitario escondido tras un flequillo se reveló, en este Overgrown, como un músico con la suficiente personalidad para, prácticamente, inaugurar un nuevo género en el cual aún no le ha surgido competidor.
Blake bebe en Overgrown de algunas ideas de su disco de debut. Una mezcla de composiciones gélidas, casi experimentos a capella, acompañadas con una espartana base musical, a veces solamente piano, donde Blake sorprendía con un curioso registro vocal, levemente reminiscente de Antony Hegarthy, pero despojado del factor histriónico y de su tendencia al amaneramiento. En Overgrown la integración resulta absoluta, la voz es un instrumento más y el tema inicial que le da título al disco resulta definitorio. Un ritmo dub envenenado, cadencioso, casi subsónico, que avanza a la par que la voz de Blake hasta estallar en una apoteosis de cuerda, cuerda sintética pero henchida de emoción y capaz de actuar como perfecta definición de lo que es el disco. Blake experimenta sin miedo y en I am sold demuestra sus escasas pretensiones en lo que respecta a su registro vocal, aplicando distorsión a diestro y siniestro y cediendo otra vez el protagonismo al fondo sonoro. Enseña su amplitud de miras invitando a Chance The Rapper para Life Round Here, construída sobre nueve notas, y recupera la construcción de una melodía en torno a un riff vocal para Retrograde. otra torch-song de las de dejar pasmado al personal y contaminar con una especie de melodía susurrada o murmurada, otra demostración de integración de voz e instrumentos que fue el single de adelanto del disco y que todavía fascina en esa superposición de capas.
Overgrown cede un poco en su parte final, cuando Blake decide apelar a su pasado como productor de dubstep y nos lanza a la pista (acreditando como compositor nada más y nada menos que un mito viviente como Brian Eno) en esa especie de dúo hedonista que componen Digital Lion y Voyeur, justo antes de regresar al austero piano del tema con el que cierra el disco.
James Blake se situó a sí mismo un listón muy alto con este Overgrown. Sobre todo porque el oyente no esperaba para nada que una mezcla tan estrambótica (dub, piano, r'n'b de ojos azules) funcionara y resulta que le salió un disco redondo, un disco casi pivotal en ese territorio que tanto fascina a muchos. Lo de ser experimental usando recursos más o menos conocidos, alejándose de excentricidades sin sentido y afirmando su personalidad como músico.

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