Valoración: muy recomendable alto
Enorme respeto para Chrystia Cabral, que ha obrado el milagro de publicar un disco que haga salir a este blog del ostentoso letargo/retraso de publicación y, aunque como decimos por aquí, una flor no hace el verano, resulta que este curioso disco activa la espoleta y justifica que me siente al teclado a recomendarlo encarecidamente.
Todo empieza de un modo algo extraño: la entusiasta recomendación de Anthony Fantano de su disco The turning wheel me induce a escucharlo aunque su voz, algo teatral, me produce una sensación algo extraña, como de intentarlo demasiado que no acaba de compensar lo que sí me seduce, que es su portentoso cuidado en los arreglos y su enorme atrevimiento compositivo, evitando escrupulosamente las clásicas estructuras pop y toqueteando un montón de estilos - desde el soul hasta el synth pop pasando por el jazz o el pop de cámara, sin llegar a aposentarse por más de cinco minutos en ninguno. Como muchos discos en los que uno no termina de ahondar, seguramente en ese momento no le doy las oportunidades que se merece.
Pero entonces, porque al algoritmo que sugiere escuchas algo habremos de agradecerle, surge Under the sun, arreglo proverbial de una de las canciones de uno de sus anteriores discos. En el original, un experimento en clave de ligero wi-fi, pero en la versión que aquí vemos, un suntuoso arreglo de cuerda y una intro de piano, con la justa grandilocuencia, aportan encanto y sofisticación a la canción. Y ese equilibrio se revela: a esa música le faltaba la magia de la producción, algún detalle en los arreglos, alguna armonía vocal, algún lujo en la procucción, toda una suerte de pequeños factores que justifican que Spelling & The mystery school tome cuerpo como trabajo al margen de lo que es: una especie de revisión de un puñado de canciones anteriores al que las mejoras en producción, arreglos, instrumentación otorgan personalidad propia y una entidad que crece a cada escucha. Canciones notables de sus tres primeros discos, como Boys at school, ocho horas de crescendo vocal y de intensidad, Haunted Water como si Kraftwerk se encontrará con Kate Bush, o Hard to please (reprise), delicada y decidida, parecen elevarse de forma cohesionada y la única pega es que reducen a sus originales, quizás injustamente, a una especie de precaria condición de demos.
Una maravilla a descubrir.