Año de publicación: 2018
Valoración: bastante recomendable
Como muchos, supongo, la primera referencia de Ed Maverick que tuve en mi vida fue a través de su intervención en El madrileño, gloriosa canción en la que su poderosa voz sonaba y contrastaba, e incluso su intervención en el video resultaba curiosamente fascinante. Sobre todo cuando uno se entera que el hombre en cuestión es apenas un muchacho de algo más de veinte años.
Y claro, la voz: el mexicano dispone de un contundente registro vocal grave y dolorosamente seguro, para nada el propio de su edad y de su, especulo, escaso bagaje vital. Aún así, este su primer disco, en realidad catalogado como mixtape resulta adecuado en el contexto de angustia teenager (MPLLETC es el anagrama de "Mix para llenar en tu cuarto") y las temáticas de las letras encajan en ese perfil ligeramente ingenuo de amores locos o amores no correspondidos, circunstancia que le debe haber procurado no pocos adeptos que se identifican con ese perfil: el adolescente (rango de edad cada vez más extenso) que se encierra entre cuatro paredes a mortificarse sobre la cruda realidad y los golpes que esta le depara en forma, básicamente, de desengaños sentimentales. Ese es un detalle que allana algo las canciones, junto a una decidida actitud do it yourself que redunda, junto a la sencillez de los arreglos, en una especie de sensación unitaria que, seguramente, sería algo agobiante si el disco se extendiera, pero es apenas media hora de canciones encabezadas por Fuentes De Ortiz, seguramente en su producción (áspera pero efectiva) y en su video debió irse la mitad del presupuesto. Y cómo marca el tono, hasta el punto de que alguna de las otras canciones acaba reproduciendo su estructura, lógico cuando la presentación es básica: guitarra y voz, en distintas tesituras de producción, incluyendo un descarado lo-fi o pequeños remedos de hits como Acurrucar - maticemos lo de pequeños, con cientos de millones de visitas, aunque en algún caso puede en karpe diem abandone el entorno folk y, aunque sea por necesidad de abandonar su zona de confort, coquetee con ese nauseabundo género que es el pop-rock. Vamos a confiar en que sus trabajos posteriores sepan mantener la esencia de lo mejor de este disco y no se deje contaminar en exceso por la abulia mainstream.
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